Y entonces un día buscando y sin saberlo, te encontré.
Te encontré sin saber que era tal la fuerza que me despertabas que, mientras yo giraba en el mundo, él quería dejar de hacerlo.
Me esperaba,
ansioso,
tan brillante,
tan contento,
tan lleno de vida,
de mi amor y su amor,
mientras yo dormía y despertaba en el mundo girando,
girando y esperando,
buscando y sin saberlo.
Me moría por verte.
Por ver esos ojos.
Esos ojos que como un pino baila al viento
y entonces, yo vuelo, canto y vuelo mientras él me abraza.Mientras me mima, me habla, me tiembla.
Esos ojos que me susurran, sollozan, que alegran.
Ojos de pino que esclarecen cada centímetro de mi ser.
De mi mano, a su cielo.
Y yo de su cielo a su mano sin dejar de soltarme.
Esos ojos que bailan mientras los amo.
Que callan soñando si les hablo.
Que entran tan dentro de los míos que entonces no hay tiempo.
No había tiempo en el mar,
No había tiempo en la cama,
no es que yo no me duerma es que yo quiero mirarte mucho. como si el mirarte consumiera ese tiempo que no existe. como si el corazon bebiera de él y lo escondiera en el cajon de los latires.
No había tiempo cuando el tiempo, asustado, parecía acabarse. Y entonces llorando, supe que nunca podría soltar tu mano.
yo moría y la noche lloraba estrellas
mientras quedaba dividida por un muro de nubes
mientras me obligaba a no dormir en tus brazos
a que mis palabras no cayeran en tus oídos
al castigo de caer
de dudar
de creer
de quererte en el odio
de necesitarte en el tiempo recién caducado
parado y malpensado
de pegar los trocitos de futuro que tus lagrimas rompieron
cuando quisiste alcanzarme
en esta noche que lloraba
que me expulsaba de tus brazos